I
Yo Soy Conmigo
Si una historia perdura es porque cuenta no sólo lo que les ocurrió a otros, sino lo que nos ocurre a todos.
La primera en darse cuenta fue la lechuza que sabe observarlo todo. Voló en silencio con la terrible noticia hasta el cubil del Jaguar, jefe de los ejércitos de Los Tuxtlas, el reino ancestral de Citlali. Siete barcos piratas habían atracado en la bahía y sus peligrosos tripulantes acampaban ya en la playa que separa la selva del mar, afilando sus armas.
Cuando el Jaguar contó a Citlali la noticia, supo que intentarían robar la miel espolvoreada con oro que las abejas del reino preparaban y que liberaba la mente de cualquier sufrimiento a quien la tomara. Inmediatamente llamó al Venado, el consejero más sabio de la selva. Para sorpresa de la princesa el viejo Venado no se mostró preocupado. “Son sólo personas que buscan lo que todas las personas buscan” dijo con una sonrisa enigmática. Miró atenta a la luna que ascendía detrás de los montes.
“No voy a permitir que roben la miel” dijo “habrá que combatirlos. Ese es mi deber y no debo eludirlo.” Se volvió hacia el Venado con una pregunta ardiendo en su mirada.
“No puedo aconsejarte, princesa. La respuesta que buscas está guardada en tu interior y nadie excepto tú puede encontrarla.” Comentó el sabio. “Lo único que puedo decirte es que, si decides pelear, tendrás que viajar al volcán mágico para que te dé un arma.”
Venado se despidió con elegancia y se marchó.
PRIMERA REVELACIÓN
En momentos de crisis, de duda y temor, la respuesta siempre está en ti; confía en tus recursos internos; haz una alianza contigo misma y descubre quién eres y la capacidad que tienes para lograr lo que te propones.
Yo soy conmigo.
II
Yo Soy Contigo
Al mismo tiempo en que la Luna llegó a lo más alto del cielo, Citlali llegó al corazón de la selva donde habitan el Lobo en las cuevas y el Águila en el cielo.
El Águila se ofreció a llevar a la princesa sobre sus alas hasta el volcán mientras el Lobo se comprometió a mantener a la gente unida por el tiempo que durara el viaje de Citlali en busca del arma definitiva para el combate que se avecinaba, al parecer, inevitablemente.
El Águila emprendió el vuelo con la princesa montada entre sus alas inmensas.
La montaña era un volcán. Junto al cráter crecía un gran árbol. El Águila se posó sobre sus ramas.
La montaña rugió y una columna de fuego se elevó hasta las nubes. De la más negra cayó un rayo de plata que el Águila capturó con el pico. El relámpago era una lanza invencible. El arma que Citlali había ido a buscar.
En cuanto la tomó en sus manos apareció un ejército de aliados, todos ellos dispuestos a combatir al lado de la princesa Citlali.
Un millón de mariposas surgió del cráter y sobre sus frágiles alas, el gran ejército, compuesto por humanos y animales de todas las regiones de México, fue transportado a Los Tuxtlas en un frágil pero poderoso vuelo.
SEGUNDA REVELACIÓN
Nunca estás sola. Eres valiosa no sólo para ti misma. Tienes un destino compartido con la gente que quieres, con la que te quiere a ti. Haz comunidad, cultiva tus relaciones con delicadeza; da y recibe. Este es el camino que dará sentido a tu vida y te llevará a la victoria, a la dicha y a la realización.
Yo soy contigo.
III
Todos Somos Uno
Ya en Los Tuxtlas, el ejército de Citlali se formó de manera ordenada en columnas para defender la miel mística que liberaba la mente. La princesa estaba al frente cuando levantó el relámpago de la verdad que deslumbraba a todos.
Al verla, los piratas, lanzaron un grito. Fue un grito triste y desesperado. Vestidos con harapos desgarrados por las olas, se miraban flacos y más que miedo daban lástima.
Ni siquiera enfrentaron al ejército de la princesa. Derrotados sin luchar, dejaron caer sus armas y se dirigieron cabizbajos de vuelta a sus buques desvencijados.
El Venado se acercó a Citlali que miraba la escena sin entender muy bien qué había ocurrido.
“Te dije, son como nosotros, seres humanos heridos por la vida y las adversidades de la vida” Dijo el Venado suavemente.
La princesa lo miró conmovida.
Con su gran cornamenta y sin decir palabra, el Venado ordenó a un enjambre de abejas seguir a los piratas para que pudieran tener toda la miel de oro que pudieran necesitar para aliviar la confusión de sus mentes. Las abejas partieron de inmediato, felices de poder cumplir, de nueva cuenta, su misión ancestral.
“Hace muchos años, el Jaguar, el Lobo, la lechuza, el Águila y yo intentamos robar la miel de oro que poseían los Chaneques de la selva. Pero no pudimos hacerlo. ¿Sabes por qué?”
Citlali negó con la cabeza, los ojos llenos de lágrimas.
“Porque nos la regalaron, princesa. Así llegó la miel de oro a los Tuxtlas.”
Citlali miró hacia el mar hasta que piratas y abejas habían desaparecido en el horizonte.
“Vaya ahora entiendo de dónde te viene lo sabio, querido Venado.”
TERCERA REVELACIÓN
Todos somos uno y formamos una infinita red solidaria donde podemos convivir en armonía. La misma belleza que creó a las mariposas, a las ballenas, a las flores, te creó a ti y a todos con quienes te relacionas.
Todos somos uno.